A 26 años del 27 de febrero de 1992, en Pueblo Aurinegro te dejamos un texto escrito por Emiliano Sofía, acerca del encuentro, del primer encuento, entre Dios y el Templo nuestro.
Quizá todavía estabas de vacaciones, a lo mejor estabas trabajando, también podría haber pasado que estuvieras en tu casa. Tal vez ya peinabas canas, o por ahí todavía no. Acaso serías un adolescente o chiquilín, por ahí un bebe o a lo mejor no hubieses nacido. Pero si sos del Decano, seguro que el 27 de febrero de 1992 quedará marcado para siempre y sin ser feriado nacional, para vos será una fecha para recordar toda la vida.
Es que ese día del segundo mes del año, aproximadamente a las 21.20, el Antonio Mateo Catale reventaba de gente. Las tribunas repletas, en las plateas no cabía un alfiler, hasta gente en las torres había.
Paradójicamente, esa noche de verano no jugaba El Nacional, ni siquiera había camisetas amarillas y negras. Pero el Catale se aprestaba para pasar a la historia otra vez.
Es que encandilado por los flashes, rodeado por muchos chiquilines y no tanto, se asomaba por el túnel un hombre de unos aproximadamente 167 centímetros, rulos al viento, con una camiseta blanca y lila afuera de un pantalón blanco, las medias hasta las rodillas y con los botines desatados. Ese muchacho era ni más ni menos que el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, sí, Diego Armando Maradona.
Diego se encontraba de vacaciones en Marisol y por iniciativa de la comisión de la Asociación Caminemos Juntos, se decidió hacer un partido para recaudar fondos para esa entidad, con la presencia del más grande.
El sitio elegido para albergar la magia de D10S, fue ni más ni menos que el mítico estadio de avenida Belgrano y Olivero Duggan.
El partido disputado entre los amigos de Maradona de Marisol y un conjunto de Cascallares(que se había adjudicado recientemente el torneo comercial organizado por El Nacional) fue solo una rica anécdota. A Diego se lo vio feliz por ver alegres a los chicos de Caminemos Juntos, por todo el amor profesado por la multitud y porque volvía al ruedo después de una sanción impuesta por la FIFA.
El Catale estaba acostumbrado a vestirse de fiesta casi todos los domingos e inclusive había sido también testigo de una final de un campeonato argentino entre el Quequén de Oriente y Atlético Tucumán, pero la presencia del más grande de todos excedió todos los límites.
Por eso amigo Aurinegro, cada vez que vuelvas al Catale, acordate que allí se respira historia pura, no solo por los años pasados, por las glorias conseguidas por los grandes equipos Decanos sino también que ese mismo estadio fue bendecido por la magia única e irrepetible de Diego.
Según cuentan había más de 8000 personas. Todos querían estar, es que el mejor jugador de fútbol del planeta jugó una vez sola en Tres Arroyos, y lo hizo en el ANTONIO MATEO CATALE.
Y sí, fue el día que D10S conoció el TEMPLO…
VIDEO: DANIEL MASSOLI